
Cuantas veces escuchamos algún tipo de maltrato infantil. Cuantas veces los niños son descalificados en su propia casa. Debemos luchar por la integridad de la vida en los niños. Luchar porque de verdad todos estudien y tengan derechos.
Escuchemos la Palabra de Dios: "Pilato se lo entregó para que lo crucificaran..." (Jn 19,16. Jesús sigue siendo crucificado en tantos niños vejados por adultos inconcientes. Oremos para que esto no suceda más en nuestra parroquia.
El Papa Juan Pablo II nos dice: «Los niños no son una carga para la sociedad, no son instrumentos para la ganancia; son miembros preciosos de la comunidad humana, encarnan las grandes esperanzas y potencialidades de toda la humanidad».
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