lunes, 21 de junio de 2010

El secreto mesiánico


Veamos porque Jesús ordenaba severamente que no dijeran a nadie que hacía milagros o cuando alguien confesaba que Él era el Mesías. Encontramos un artículo del Padre Loring que colocamos a continuación:

"En variadas y diferentes circunstancias, Jesús manifiesta el deseo, incluso da una orden expresa, de que no se divulguen actos suyos que darían lugar a que fuera reconocido como Mesías. Es un aspecto de la narración evangélica que se presta a interpretaciones subjetivas, pero que no podemos obviarlas, porque están ahí. Esta continuada actitud de Jesús es lo que ha venido a llamarse por los comentaristas el secreto mesiánico. El secreto mesiánico es típico del evangelio de Marcos . Después de curar un leproso, "Jesús le despidió, ordenándole severamente: mira, no digas nada a nadie" (Mr 1 43-44). Después de curar numerosos enfermos, "él les mandaba enérgicamente que no lo descubrieran" (Mr 3 12). Después de la resurrección de la hija de Jairo, "les insistió en que nadie lo supiera" (Mr 5 43). Después de curar a un sordomudo, "Jesús les mandó que a nadie se lo contaran" (Mr 7 36). Cuando Pedro le dice que es el Cristo, la reacción de Jesús es la misma, "les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él" (Mr 8 30).

¿Cuál era la intención de Jesús al querer imponer un círculo de silencio en torno a su persona? Esta actitud entra en clara contradicción con la misión que encargará después de la resurrección: "id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda la creación" (Mr 16 15). La explicación de esta doble actitud no está expresamente consignada en el relato evangélico, la hemos de deducir de ciertas pistas indirectas.

El tema ha sido objeto de estudios específicos (Millete de Tillesse, Le secret messianique dans l´evangile , de Marc , Paris, 1968). La opinión más generalizada apunta a las expectativas que los contemporáneos de Jesús tenían depositadas en el Mesías. Expectativas que no coincidían con la conciencia que el propio Jesús tenía de su misión. La divulgación anticipada de su fama y de su prestigio habrían de provocar una reacción popular, o de grupos minoritarios, que alterarían el curso de su vida. El proyecto de Jesús no coincidía con las expectativas mesiánicas de muchos de sus contemporáneos. La idea mesiánica de la generación contemporánea de Jesús estaba vinculada al triunfo político y social, de la nación judía, que recuperaría el poder y la autonomía que tuvo en los antiguos tiempos de David . Este proyecto no tenía nada que ver con las intenciones de Jesús. Marcos, a través del secreto mesiánico, manifiesta la contradicción de estas dos concepciones. La gente y los mismos discípulos empujaban a Jesús hacia un mesianismo político. Pero Jesús lo rechaza netamente. Cuando Pedro le dice que no puede ser eso de que en Jerusalén Jesús sea apresado por sus adversarios, y ajusticiado, Jesús reacciona con severidad: "Pedro, piensas como los hombres, no como Dios". Transitoriamente, Jesús no quiere ser reconocido como el Mesías. Impide manifestarse antes de tiempo. El motivo es que tiene que obedecer antes que todo al plan de Dios. Marcos quiere dejar claro que en la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre está implícita su libertad personal: Jesús padeció porque así lo quiso.

Por otra parte no podemos ignorar que las órdenes de silencio, dadas por Jesús, se sitúan siempre en condiciones imposibles de ser cumplidas. En ellas se transparenta la creencia del evangelista o de la comunidad primitiva, de que la auténtica personalidad y proyecto de Jesús sólo podían ser comprendidos después de su muerte y resurrección.

A lo largo de esta lectura de Marcos se pone de relieve la falsificación a que fue sometida la figura de Jesús por sus contemporáneos, y la falsificación a que ha sido sometida por las generaciones posteriores. Jesús no compartió nunca un mesianismo triunfante. Ni antes ni después de la resurrección. Por esto creo que ciertas manifestaciones que intentan envolver en la gloria y en el éxito la figura de Cristo, no son coherentes con lo que era su idea de la evangelización del mundo: "Anunciar el evangelio a los pobres, proclamar la liberación de los cautivos, dar la vista a los ciegos, y la libertad a los oprimidos" (Lc 4 17-19). Todo esto hecho desde la base, no desde el poder".

en: "http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=365688"
25/11/2007 JAIME Loring
Profesor Jesuíta

El “secreto mesiánico”

La confesión del mesianismo y la divinidad de Jesús (“el secreto mesiánico”, es una de las cosas que más extraña de Jesús, si se pierde el contexto de la predicación del reino y lo que es el Proyecto de Redención del Padre desde el inicio de la Revelación. Como la humanidad desobedece, cae en pecado en el origen, entonces Dios Padre decide enviar a su Mesías para Rescatar a esa jumanidad caida. En qué cae la humanidad, en el pecado, es el demonio quien quiere dominar. Entonces El Hijo de Dios, viene en rescate, con el proyecto del Padre. En los evangelios sinópticos aparece esta instrucción, pero es sobre todo más resaltante en el Evangelio de Marcos.

Una de las características del evangelio de Marcos es la frecuencia con la que Jesús ordena a ciertos personajes (espíritus inmundos, demonios, beneficiados por algún milagro, discípulos…) que guarden silencio y no desvelen a nadie su identidad. Es un hecho indiscutible que el evangelio de Marcos, de manera mucho más acentuada que los demás sinópticos, ha destacado el secreto con que Jesús ha querido encubrir su mesianidad durante la vida terrestre.

Un autor protestante que fue el primero en escribir sobre este concepto Secreto mesiánico, fue W Wrede. Veamos.

Wilhelm Wrede (1859 - 1906). Teólogo alemán.

Importante autor del movimiento de búsqueda del Jesús histórico. En su obra El secreto mesiánico en el evangelio de Marcos (1901) hace ver que este evangelio sigue una estructura según un interés teológico y catequético. Por tanto no es de carácter histórico, en el sentido moderno de la palabra. Según su tesis, Jesús no tenía la conciencia mesiánica que le atribuye la comunidad cristiana del entorno de Marcos, de ahí que recurran al recurso literario del "secreto mesiánico" por el cual Jesús prohibía a sus discípulos decir que era el mesías.

Esta obra elimina la posibilidad de tratar el evangelio de Marcos como una fuente histórica, al igual que había ocurrido anteriormente con los otros tres evangelios. Este hecho fue determinante al dejar a la Escuela Liberal (Ernest Renan, Bernhard Weiss, Adolf von Harnack) sin herramientas en la reconstrucción del Jesús histórico. Marcó las bases para el desarrollo del escepticismo que tuvo lugar en los últimos años de la antigua búsqueda del Jesús histórico.

Obra de Wrede:

El secreto mesiánico en el evangelio de Marcos (Göttingen, 1901)
El contenido de este artículo incorpora material de una entrada de la Enciclopedia Libre Universal, publicada en español bajo la licencia Creative Commons
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Wilhelm_Wrede"

ZS09020103 - 01-02-2009
Permalink: http://www.zenit.org/article-30025?l=spanish


El Papa explica por qué Jesús mantenía el "secreto mesiánico"

Debía morir en la cruz para cumplir su misión

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 1 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó este domingo uno de los misterios de la vida de Jesús: el motivo por el que pedía a su alrededor no decir que era el Mesías hasta morir en la cruz.

Siguiendo el pasaje evangélico de la liturgia de este domingo, el Papa dedicó su alocución con motivo del Ángelus a meditar sobre el pasaje del Evangelio de san Marcos (1, 21-28) en el que, tras expulsar al demonio de un hombre poseído, le pide mantener este "secreto mesiánico".

En varias ocasiones, constató, Jesús "exhorta tanto a los apóstoles como a los enfermos que cura a no revelar a nadie su identidad".

"Jesús no sólo echa a los demonios de las personas, liberándolas de la peor esclavitud, sino que impide a los demonios mismos que revelen su identidad", siguió constatando el Papa, en sus palabras pronunciadas desde la ventana de su estudio.

Cristo, siguió explicando el obispo de Roma, insiste en este "secreto", "pues está en juego el éxito de su misma misión, de la que depende nuestra salvación".

"Sabe que para liberar a la humanidad del dominio del pecado, tendrá que ser sacrificado en la cruz como un auténtico Cordero pascual", aclaró el Santo Padre a los peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.

"El diablo, por su parte, trata de distraerle para desviarle hacia la lógica humana de un Mesías poderoso y lleno de éxito".

"La cruz de Cristo será la ruina del demonio, y por este motivo Jesús no deja de enseñar a sus discípulos que para entrar en su gloria debe sufrir mucho, ser rechazado, condenado y crucificado, pues el sufrimiento forma parte de su misión".

"Jesús sufre y muere en la cruz por amor. De esta manera, ha dado sentido a nuestro sufrimiento, un sentido que muchos hombres y mujeres de todas las épocas han comprendido y han hecho propio, experimentando serenidad profunda incluso en la amargura de duras pruebas físicas y morales".

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