Meditemos esta estación en la que la misericordia del Nazarenos se mueve a consolar a las mujeres trabajadoras de Core 8, en su lucha diaria por vivir y traer sustento a su casa. Para mantener a su familia, para alimentar a ese niño enfermo que no encuentra salud. Escuchemos la Palabra de Dios: Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. (Lc 23,27) Nos dice el Papa: "Los niños han llegado incluso a ser blanco de los francotiradores, sus escuelas destruidas premeditadamente y bombardeados los hospitales donde son curados. Ante semejantes y monstruosas aberraciones ¿cómo no levantar la voz para una condena unánime?" Oremos: Señor, haz renacer nuevamente en nosotros la ternura y la compasión. Que nuestras alegrías o nuestras tristezas no nos hagan olvidar el dolor ajeno, sino que su dolor sea el nuestro; que sepamos darle confianza, alegría y la certeza de tu amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario